¿Sirve realmente la ropa de compresión para correr? Descubre lo que dice la ciencia y la experiencia de los corredores sobre su efecto en rendimiento, recuperación y prevención de lesiones.
En los últimos años, la ropa de compresión ha pasado de ser un accesorio reservado para atletas de élite a ocupar un lugar habitual en el armario de muchos corredores. Desde medias y pantorrilleras, hasta mallas y camisetas ajustadas, este tipo de prendas se promocionan como aliadas para mejorar el rendimiento, acelerar la recuperación y prevenir lesiones.
Pero la gran pregunta es: ¿realmente funcionan o son más un efecto placebo acompañado de buen marketing deportivo? En Ruta Running revisamos lo que dice la ciencia y te lo contamos en la siguiente nota.
Los estudios científicos sobre la ropa de compresión han arrojado resultados variados. Aunque no hay un consenso absoluto, sí hay hallazgos interesantes:
La presión controlada sobre los músculos puede favorecer que la sangre regrese al corazón más eficientemente, ayudando a oxigenar los tejidos y a eliminar productos de desecho como el ácido láctico. Esto, en teoría, puede retrasar la fatiga.
Al correr, los músculos sufren microimpactos constantes. La compresión ayuda a estabilizarlos, lo que podría disminuir el desgaste y el riesgo de lesiones por sobreuso.
Algunos ensayos clínicos muestran que quienes usan compresión tras entrenamientos intensos reportan menos dolor muscular de aparición tardía (DOMS). Aunque no siempre se refleja en pruebas de laboratorio, la percepción de alivio es un factor importante para muchos corredores.
En climas fríos, la compresión puede ayudar a mantener la temperatura muscular estable, lo que reduce el riesgo de tirones y contracturas.
En las pistas y rutas, la conversación es más directa: “A mí me funcionan”. Muchos runners afirman que, aunque no rompan sus récords solo por usar compresión, sí sienten más estabilidad, comodidad y confianza.
En resumen, para muchos corredores, la compresión es un plus de confort y confianza, más allá de lo que pueda decir un estudio médico.
No toda la ropa de compresión es igual. Para obtener beneficios reales, es clave elegir bien:
Debe ser firme pero no cortar la circulación. Si deja marcas profundas o adormece la zona, no es la talla correcta.
Busca tejidos que combinen elasticidad y buena ventilación. El exceso de sudor atrapado puede generar incomodidad y rozaduras.
Las mejores prendas aplican más presión en la zona más alejada del corazón (como los tobillos) y menos en la parte superior, para favorecer el retorno venoso.
No es lo mismo una media para correr que una para recuperación. Algunas están diseñadas para usarse sólo después del entrenamiento.
Una prenda de compresión de calidad mantiene su elasticidad tras muchos lavados; una de baja calidad pierde la firmeza rápidamente.
Si buscas una mejora radical en tus tiempos, probablemente no sea la solución mágica. Pero si valoras la comodidad, soporte muscular y un recurso más para cuidar tus piernas, la ropa de compresión puede ser una inversión inteligente.
Además, el efecto psicológico de sentirse más preparado y seguro no es un detalle menor: en el running, la confianza influye tanto como la condición física.
No es imprescindible, pero sí puede marcar la diferencia en tu experiencia, sobre todo en pruebas largas o fases de recuperación. Si tu presupuesto lo permite, vale la pena probar y ver cómo responde tu cuerpo. En el running, cada detalle suma.